Existió una vez un roble en un bosque antiguo de la huesteca potosina, en el dormía el espíritu sabio del bosque olvidado por los hombres y tenía más de 5000 años, de su sueños milenarios lo despertó el llanto de una mujer, ella lloraba por un hombre con el que estaba, que amaba pero la lastimaba, la obligaba a limpiarle los pies, a tener sexo anal, y a que le realizara sexo oral, la maltrataba y la hacia cocinar a la hora que el llegaba a de mala manera, ella era una mujer morena y delgada de 1.49 cm, y su hombre media de sería de 1.85, grande fornido bronceado, al fin y al cabo un hombre de campo, los sentimientos de la mujer estaban confundidos, ella lo amaba pero no se sentía amada , y aunque sufría hasta cierto gradó le gustaba sentirse dominada
Ella le contaba todos su sufrimiento y sus alegrias al árbol, lo que sentía, lo que sufría, lo que amaba del hombre y lo quería de el. Y fue tanto el sentimiento que el espíritu del roble se enamoró de ella, y tuvo un deseo tan grande de amarla que las hojas del roble se cargaron de este amor, y volaron con el viento, unas de las hojas, llego hasta el nagual, un brujo de las aldeas, que entendió su dolor, el brujo se convirtió en un Cuervo y voló hasta el roble.
Ella le contaba todos su sufrimiento y sus alegrias al árbol, lo que sentía, lo que sufría, lo que amaba del hombre y lo quería de el. Y fue tanto el sentimiento que el espíritu del roble se enamoró de ella, y tuvo un deseo tan grande de amarla que las hojas del roble se cargaron de este amor, y volaron con el viento, unas de las hojas, llego hasta el nagual, un brujo de las aldeas, que entendió su dolor, el brujo se convirtió en un Cuervo y voló hasta el roble.