Se me ha pedido que relate nuestra trágica historia al mundo más allá de la tierra y ese es el propósito de estas líneas. Si fuera por mí quisiera olvidarlo, pero la Corona lo ha solicitado y no puedo negarme.
Iniciamos la expedición cinco personas: un biólogo y un arqueólogo, dos hombres de ciencia, un preste hombre de fe, un aventurero y un servidor. La Corona había financiado nuestra expedición a fin de indagar terrenos propicios para explorar y colonizar, pues comenzábamos a ser demasiados y más túneles comenzarían a ser contraproducentes. Algunos comerciantes se habían atrevido a salir de la seguridad de la Colonia pero casi ninguno había regresado y los que sí volvían enloquecidos hablando locuras y palabrerías vanas acerca de una tierra inmensamente rica pero estéril, apacible pero peligrosa. Lo cierto era que había algo más allá de los límites del reino y averiguar su naturaleza.
Iniciamos la expedición cinco personas: un biólogo y un arqueólogo, dos hombres de ciencia, un preste hombre de fe, un aventurero y un servidor. La Corona había financiado nuestra expedición a fin de indagar terrenos propicios para explorar y colonizar, pues comenzábamos a ser demasiados y más túneles comenzarían a ser contraproducentes. Algunos comerciantes se habían atrevido a salir de la seguridad de la Colonia pero casi ninguno había regresado y los que sí volvían enloquecidos hablando locuras y palabrerías vanas acerca de una tierra inmensamente rica pero estéril, apacible pero peligrosa. Lo cierto era que había algo más allá de los límites del reino y averiguar su naturaleza.