CAPÍTULO 1
Mac y Raúl tocaron a la puerta y esperaron a que alguien les abriera.
Mac: No puedo creer que nuestros padres no confíen en nosotros para cuidar la casa.
Raúl: Ya ves, lo de la otra vez no nos la acabamos con el desastre que se hizo con tu fiesta.
Mac: NUESTRA fiesta, tu también estuviste allí.
Raúl: Yo solo estaba estudiando, subí por una cerveza, pero fue exactamente cuando mamá y papá llegaron a casa.
En ese momento la puerta se abrió, revelando la figura del tío Otto, un hombre de 2 metros con veinte centímetros de alto, llevaba solo un apretado calzoncillo blanco amarillento y oscuro de la zona de la entrepierna, sus marcados y saltones músculos brillaban con el sol, y desprendía un fuerte aroma, su rostro cuadrado, y su largo y oscuro cabello a mechones cubría parcialmente sus ojos, y su barba peluda estaba húmeda de cerveza.
Otto: ¿Qué quieren?
Mac y Raúl tocaron a la puerta y esperaron a que alguien les abriera.
Mac: No puedo creer que nuestros padres no confíen en nosotros para cuidar la casa.
Raúl: Ya ves, lo de la otra vez no nos la acabamos con el desastre que se hizo con tu fiesta.
Mac: NUESTRA fiesta, tu también estuviste allí.
Raúl: Yo solo estaba estudiando, subí por una cerveza, pero fue exactamente cuando mamá y papá llegaron a casa.
En ese momento la puerta se abrió, revelando la figura del tío Otto, un hombre de 2 metros con veinte centímetros de alto, llevaba solo un apretado calzoncillo blanco amarillento y oscuro de la zona de la entrepierna, sus marcados y saltones músculos brillaban con el sol, y desprendía un fuerte aroma, su rostro cuadrado, y su largo y oscuro cabello a mechones cubría parcialmente sus ojos, y su barba peluda estaba húmeda de cerveza.
Otto: ¿Qué quieren?